jueves, 29 de octubre de 2015

Doña Mercedes: Mi madre y maestra


Noventa y un números es la excusa que tengo hoy para rendir culto a tu existencia.

La satisfacción de llegar permanece en el recuerdo que la lejanía aporta al refugio en que has de convertir tu vida cuando lo más cercano supera tu control y hasta respirar fatiga.

¡Ves que guapa es!, aunque sus ojos no pueden ya captar la imagen del espejo, es preciosa.

La luz deslumbra los recuerdos más lejanos, que a ratos pasean por la actualidad y al rato ensueñan. La memoria es un vestido delicado cuyas costuras la vida desborda y al final, el padre es hijo, el hijo hermano y la hija mamá.

El sonido de las voces siempre familiares arrullan el ensueño de los días que son muchos, como lo son cuando se nace en 1924.
El silencio, de las muchas noches también, se confunde alguna vez con el ruido de los sueños, de los juegos de los niños, los disparos de una guerra, el canto de los gallos al amanecer o el gruñido letal del marrano en la matanza. Se funde, otras, con la paz de las flores tan cuidadas en el mirador que otea otra paz, la del huerto, sembrados de color los surcos bien derechos, como todo lo que trazaba en esta vida el hombre, mi padre, con quien compartió la suya hasta hace poco.

Doña Mercedes es mi madre y la de mis cuatro hermanos. Ha sido maestra de varias generaciones que la recuerdan con amor y nosotros estamos muy orgullosos de seguir contando con ella un año más.

Felicidades, mamá.

A. Emilio y Marian

lunes, 5 de octubre de 2015

Conciencia de mujer

......Y rescatar para el nuevo paradigma de la especie las palabras de mujeres libres e inteligentes que se preguntaron sobre el significado de ser mujer: María Zambrano ("Delirio y destino"), María Laffitte ("La secreta guerra de los sexos") y Simone de Beauvoir ("El segundo sexo").....:

Cuando la adolescencia rompe con los vínculos de la infancia aparecen dos caminos para reconstruir los puentes con la sociedad, con la naturaleza y con una misma: el amor y el trabajo, ambos totalmente identificados con los hombres.
El camino del amor es poco seguro a la hora de ayudar a restablecer los nuevos vínculos en base al desarrollo de la conciencia individual de la mujer.
La primera relación, en la que ella "pierde" algo y él lo "consigue", no es solo una etiqueta, perder y conseguir marcan una dificultad de género a la hora de establecer los nuevos vínculos por este camino.
Perdida en el laberinto del amor, la mujer empezará a comprender lo solitarios que han sido todos sus encuentros. Cómo lo que de ella misma daba, el otro ni lo veía, ni lo esperaba y cómo el viento borra lo que del otro había creído parte de su propio ser. En el mejor de los casos, la desilusión rescatará a la conciencia de los delirios del amor.

La sociedad, por otra parte, ha llegado a muchos callejones sin salida, pero uno de los mas crueles es el que alarga hasta la desesperación el momento en el que la adolescencia, un periodo biológicamente muy corto, es reconocida como adulta. Este reconocimiento conlleva la independencia económica, proporcional a las capacidades y responsabilidades que la persona va asumiendo en la sociedad.
La mujer nueva de hoy tampoco cuenta con el derecho de la independencia económica, cosecha de nuestras abuelas, para adquirir conciencia de su feminidad. No puede proyectarse en su obra, mientras estallan a su alrededor las burbujas que, a la postre, representa el tejido productivo de nuestra sociedad.

En la historia hubo una relación de maestros y aprendices que permitía fluir la conciencia de "ser" al mismo tiempo  que los jóvenes, pues si de la historia hablamos, la presencia de la mujer no sobrepasa la anécdota, adquirían conciencia de "valer", de su lugar en el tejido productivo de la sociedad, de poder proyectarse en su obra como persona independiente.
En  los libros escritos por mujeres libres e inteligentes, y solo allí, la maestra espera a la aprendiz de mujer; ninguno debería faltar el el proyecto curricular de los centros docentes porque son el puente entre la ausencia de la mujer en historia y el futuro de la sociedad que, para que lo haya, las reclama.